miércoles, 16 de febrero de 2011

Armadura


Liu Siang
Un día Tien Dsan se presentó ante el príncipe de Ching hecho
un andrajoso.
–Usted anda bastante raído, señor –comentó el príncipe.
–Hay ropas peores que éstas –contestó Tien Dsan.
–Dígame por favor, ¿cuáles son?
–La armadura es peor.
–¿Qué quiere decir con eso?
–Es fría en invierno y caliente en verano; por eso no hay peor ropa
que una armadura. Ya que soy pobre, es natural que mis ropas sean
andrajosas; pero Su Alteza es un príncipe con diez mil carrozas y una

incalculable fortuna; sin embargo le gusta vestir a los hombres de armaduras.
Esto no lo puedo comprender. ¿Tal vez Su Alteza busca la fama?
Pero la armadura se usa en la guerra, cuando a los hombres se les corta la
cabeza y se acribilla sus cuerpos; se arrasa sus ciudades y se tortura a sus
padres y a sus hijos; lo cual nada tiene de glorioso. ¿O tal vez va Su Alteza
en busca de ganancias? Pero si trata de dañar a otros, otros tratarán de
dañarle, y si Su Alteza pone en peligro sus vidas, harán peligrar la suya.
Así no conquistará sino tribulaciones para sus propios hombres. Si yo
fuera Su Alteza, no haría la guerra, ni por lo uno ni por lo otro.
El príncipe de Ching no pudo replicar.

escrito por Liu Siang
Este cuento con moraleja (versión española de Herminia Carvajal) figura en
Fábulas antiguas de China, libro editado en Pekín en 1958 en la editorial Ediciones
en Lenguas Extranjeras. Mucho no se sabe del autor: apenas que vivió en China
en el siglo III antes de Cristo, en la época que se llamó “de los Reinos Combatientes”.

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